Para los que no sepáis que es, os diré que es una especie de pan seco dulce con almendras. Su textura es dura y crujiente, hay quién aprovecha para remojarlo en la bebida que hayan elegido para acompañarlo.
Se conserva muy bien bastantes días en un lugar seco (eso siempre y cuando sobre alguno, jejeje)
Vamos a por la receta, que ya veréis que es más fácil de lo que podamos imaginar:
INGREDIENTES
200 gr. de Azúcar
175 gr. de Almendras crudas con piel
300 gr. de Harina
2 Huevos
2 cucharaditas de levadura en polvo
La ralladura de un limón
La ralladura de media naranja (opcional)
Anís
PREPARACIÓN
Encendemos el horno a 180º, con los fuegos de arriba y abajo.
Mezclaremos la ralladura de limón y de naranja con los ingredientes secos, es decir, la harina, el azúcar y la levadura. Formamos un volcán y ponemos los huevos en el centro y vamos amasando, hasta que quede una mezcla homogénea.
Yo lo he hecho en el robot de cocina, con el gancho de amasar (primero mezclando los ingredientes secos y luego los huevos) y cuando empezaba a ser una bola, lo he volcado en el mármol de la cocina y he continuado amasando a mano, hasta que el azúcar se ha integrado completamente.
Rociamos con un chorrito de anís, amasamos y añadimos las almendras.
Una vez esté todo bien unido, formaremos unas barritas de unos tres centímetros de ancho por un centímetro de alto.
Las pintamos con huevo y las metemos en el horno hasta que estén doraditas.
Las sacamos del horno, esperamos un par de minutos y las cortamos a rebanadas de un centímetro, apróximadamente.
Las volvemos a poner en la placa del horno y las horneamos unos 5 minutos, más, por cada lado (o hasta que estén doraditas).
Sacamos, dejamos enfriar y a disfrutar.
Se conservan perfectamente, dentro de una lata.
Espero que os haya gustado y os animéis a sorprender a vuestros invitados a la hora del café.
¡Venga a repostear!